jueves, 30 de agosto de 2012

Ensayo sobre los salvajes o los ídolos del pueblo


[Escrito realizado por Amadeus Estrada Cázares]

1. Introducción

Este ensayo tratará de responder la pregunta: ¿Cómo se crean ídolos, u objetos de admiración poco sanos por diversos medios? Y ¿cómo proponer objetos de admiración más sanos? El análisis trata el proceso de creación de ídolos como una forma de mitología que oculta los fines más excelsos de la vida humana, y como objetos de admiración propone varios tipos de personas, demostrando su importancia no obstante de no ser los hombres más ricos ni los más poderosos.

2. El tema del mito

El primer punto a esclarecer dista de resultar sencillo, pues el mito ha sido objeto de los más numerosos estudios e interpretaciones: desde que es una simple mentira, para oscurecer aun más la conciencia del pueblo, que consiste en una serie de símbolos, etcétera. Estudiaremos eso ahora mismo, con el objeto de relacionarlo con la creación de ídolos en la sociedad moderna.

Primero el mito puede ser considerado como una simpleza de las sociedades arcaicas: “La magia es un sistema espurio de leyes naturales así como una guía errónea de conducta, es una ciencia falsa, y un arte abortado” (Frazer, George. 1951: 64), como dice George Frazer, sin embargo los mitos no han desaparecido por completo de nuestras avanzadas sociedades:

Se tiene la creencia por ejemplo de que los alienígenas visitan el planeta tierra: basada dicha “teoría” en evidencia incompleta, hechos inverificables, fotos borrosas, también existe el similar caso del abominable hombre de las nieves, y un largo etcétera, en el caso particular de los alienígenas se parece mucho a lo que se decía de los dioses: lo que no se podía explicar era causa de estos: si una civilización logra algo muy avanzado son los extraterrestres, pues nuestros antepasados eran muy tontos para crear cosas tan maravillosas.

Pero ya que los mitos no solo pertenecen a civilizaciones anticuadas, ¿de qué otro modo se pueden explicar? En este ensayo no hay modo de repasar todas las explicaciones posibles, pero sí hay que mencionar que el fenómeno del mito es muy variado para creer que todos los mitos provienen de una misma fuente: así como hay mitos que tratan de la lluvia, o del clima, hay otros que tratan del surgimiento del hombre, etcétera.

2.1. Entonces: ¿Qué les da unidad a los mitos? 

En pocas palabras lo que da unidad el mito es que es un modo de entender el mundo: basado en relaciones sentimentales, además tiene las características de que es muy directo, no tiene idea de lo que es una representación, la evidencia de algo está en su fuerza para afectar la voluntad, en el terreno del sentimiento (Abbagnano. 2001: 724), es por esto por lo que puede ayudar a entender una sociedad: es un reflejo de sus sueños y anhelos aunque no de una forma completamente lógica, sino que es en gran parte sentimental.

Lo fundamental del pensamiento mítico es su carencia de divisiones claras, por ejemplo entre la ejecución, y el momento en que se obtiene un resultado: entre imitar una cadena y atrapar algo solo existe para la conciencia mítica una cuestión de tiempo, pues ambos procesos están unidos (ibídem: 229) Ahora bien: ¿Cómo ayuda este tipo de conciencia a crear ídolos? Por supuesto hay que aclarar qué son los ídolos.

3. El tema de los ídolos

3.1. ¿A qué me estoy refiriendo con ídolos?

En este caso con ídolos me refiero a: “persona(s) o cosa(s) amada(s) o admirada(s) con exaltación” (diccionario RAE), por lo general, el concepto ídolo no es utilizado en sentido positivo, porque la mayoría de la gente no admira precisamente a las cosas más deseables como objetos de admiración, “la turba  -dice Séneca- es el argumento peor”.

En términos más generales de la sociedad, estos ídolos se utilizan como un “sistema de creencias o valores que se utilizan en la lucha política para influir en el comportamiento de las masas”, una vez que hemos aclarado lo mejor posible el significado de los ídolos sigue por supuesto tratar de determinar el significado que tiene la idea compleja de pueblo:

3.2. El pueblo

“La persona pública que se constituye así, por la unión de todas las demás, tomaba el nombre de ciudad, y hoy el de república o cuerpo político el cual es hoy denominado Estado cuando es activo, Potencia en comparación con sus semejantes. En cuanto a los asociados, estos toman colectivamente el nombre de pueblo…” (Rousseau. 2008: 31)
  
El ensayo trata sobre acciones colectivas, pero llevadas a cabo por individuos, por ello los mitos (en este caso los ídolos) ayudan a consolidar un pensamiento colectivo: a darle a un conjunto de personas una moral común, el mito significa comportamientos que se desean imitar, por ello ayudan a crear un pueblo, en otras palabras a crear personas asociadas que están unidas culturalmente, y que tienen una voluntad común, pero esta unidad entre los seres humanos no siempre se da en los mejores términos, algunos trabajos se corrompen y es en ese momento cuando ayudan a crear ídolos para el pueblo: los cuales son objetos de admiración que funcionan como puntos de referencia cultural, los cuales se utilizan para oscurecer el entendimiento de las personas (como decía Bolívar Echeverría), por ejemplo:

4. Aquellos que se dicen artistas... (ir al documento completo)

jueves, 9 de agosto de 2012

Rivera, El hombre en la encrucijada


Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez, o simplemente Diego Rivera, forma parte junto a Siqueiros (José de Jesús Alfaro Siqueiros mejor conocido como David Alfaro Siqueiros) y Orozco (José Clemente Ángel Orozco Flores) -me copan los nombres mexicanos completos (¿?)- del trío de muralistas más famosos de México y del mundo. Lamentablemente cuando viajé a tierras mayas y aztecas no pude ver nada de ellos, pero sí disfruté en Mérida, y por varios minutos, de algunos murales de otros artistas (que desconocía y desconozco) que hicieron que me interese en este particular movimiento artístico.

No era (ni soy) un experto en muralismo ni mucho menos (ni siquiera en ningún otro tipo de movimiento pictórico) así que cuando decidí ponerme a buscar información, empecé por lo más obvio: Diego Rivera, del que por ese entonces sólo sabía que era "un pintor" y que había sido el esposo de Frida Kahlo. Y lo primero que me llamó la atención más allá de su ideología comunista y los motivos que pintaba, fue un mural llamado El hombre en la encrucijada (1934) y la historia de esa pintura.

Resulta que en la década del 30, Rivera fue invitado a realizar varias obras a Estados Unidos, país que se encontraba intentando salir de la gran crisis del sistema capitalista del 29 a puras políticas keynesianas, construcción de carreteras y proyectos monumentales. Uno de ellos fue el Rockefeller Center de Nueva York, un complejo de rascacielos en el corazón de Manhattan. El megaproyecto del millonario John D. Rockefeller Jr. pretendía ser una ciudad dentro de la ciudad, con tiendas, oficinas, viviendas, jardines, etc. Y como todo megaproyecto que se precie de tal (¿?) su amplio hall debía tener una pintura que represente la grandeza del hombre y su determinación para lograr lo imposible a fuerza del trabajo, la cooperación, la convicción, sarasa. Su hijo Nelson Rockefeller intentó en principio contratar a Matisse y a Picasso para la obra, pero ambos no se encontraban disponibles (o tal vez ni les interesó). Y como Rivera estaba esponsoreado por el MoMA, museo patrocinado por la mujer de Rockefeller, le comisionaron la obra...

En 1933 Rivera se entrevistó con Nelson Rock, quien le contó que quería que la pintura "dejara perpleja a la gente que la viera, y que la haga pensar". Rivera le presentó unos bocetos y apenas se los aceptaron, se puso manos a la obra. "Man at the Crossroads Looking with Hope and High Vision to the Choosing of a New and Better Future" se llamaría el mural. La crítica, la prensa y los colegas que pasaban a saludar y echar un vistazo mientras Rivera pintaba, no hicieron otra cosa que elogiar el trabajo y considerar el mural como una obra maestra. Cuando faltaba poco para su finalización, Rivera decidió incluir un particular personaje en la pintura: dibujó y pintó, en un lugar preeminente del mural, un retrato de Lenin, jefe del Partido Comunista Soviético. Las reacciones no se hicieron esperar, y la noticia llegó a Rockefeller, quién vio el retrato como un insulto y ordenó a Rivera que lo saque. Obviamente Diego no quiso. Entonces el millonarío mandó pagarle al artista como si hubiera concluido la obra, lo echó de su edificio y ordenó que se tape el mural y luego que se destruya.

Rivera volvió a México un poco ofuscado, pero otro poco conforme con su decisión de no quitar a Lenin y porque a pesar de que su pintura haya sido cubierta, al mismo tiempo dejó al descubierto una vez más que si hay algo que brilla por su ausencia en el país de la libertad, es justamente la libertad (¿?).  Claro que el amigo Nepomuceno no se iba a quedar de brazos cruzados, y aprovechó el trabajo realizado, los estudios y bocetos, y al año siguiente pintó el mismo mural en el Palacio de Bellas Artes del DF y lo llamó "El Hombre, controlador del Universo".


En el mural podemos ver al Hombre, el trabajador, en el centro de la composición, como parte fundamental y controladora de la tecnología, del Universo y de su destino, con hélices por detrás que asemejan alas de libélula y representan el micro y macrocosmos, las enfermedades y bacterias y el cielo y los astros. El hombre se muestra como controlador de esa maquinaria y lleva la vista en alto, hacia el futuro. Como contrapunto a todo ese engranaje que lleva a sus espaldas, Rivera pintó debajo unas plantas, trigo, frutas, etc., en clara señal de subordinación de la Naturaleza al Hombre.

La pintura está dividida en dos. Por un lado, a la derecha del Hombre (nuestra izquierda), se ve el mundo capitalista, dominado por una figura clásica (¿griega?) sin manos, amenazante, casi omnipotente, con un crucifijo colgado del cuello. Esto es obviamente una referencia a la Iglesia como herramienta para la opresión de la gente y al servicio del Capitalismo. A sus espaldas un ejército enmascarado avanza apoyado por aviones militares. Debajo, una de las imágenes más polémicas de la pintura: la Policía montada de Nueva York reprime y golpea a trabajadores, a gente que pide comida. En la esquina inferior derecha se ve claramente a Darwin, gente "bien vestida", y casi al centro, una postal de los "años locos" y el derroche: damas y caballeros beben martinis y juegan a las cartas en lo que pareciera ser un bar o club nocturno. Aquí Diego Rivera incluyó a un personaje que no estaba en el mural original: junto a las enfermedades de transmisión sexual, se lo puede ver a Rockefeller tomándole la mano a una señorita...

Del otro lado del mural, Rivera plasmó su mundo ideal (¿?). Resalta la figura reconocible de Lenin, que toma de la mano al pueblo de varias razas y profesiones. A su lado, asoman unas jóvenes vestidas de blanco con los pelos al viento (¿paz? ¿esperanza?). Arriba, un ejército de trabajadores marcha con banderas rojas junto con hombres y mujeres con pañuelos en la cabeza. De nuevo varias razas, varias edades. Otra estatua clásica domina la escena de este lado, pero aquí está decapitada (su cabeza es usada por los trabajadores para sentarse sobre ella, abajo a la derecha). A sus pies, Trotsky, Engels y Marx acompañan al los trabajadores. "La producción debe ser de los productores, no de los explotadores", repetía Rivera hasta el cansancio. No hay que pensar demasiado para darnos cuenta porqué Rockefeller ordenó su destrucción. No iba a permitir que una pintura con esa simbología permanezca mucho tiempo en la Meca del Capitalismo.

Obviamente si se quiere, y si se sabe un poco de historia, de arte y de historia del arte, se pueden hacer más y mejores análisis e interpretaciones que lo que acabo de escribir. La idea fue contarles la historia y despertar un leve interés en Rivera, sus pinturas y el muralismo mexicano.

Como dije, el mural está en el Palacio de Bellas Artes de México, D.F., así que si algún día están de visita por allí, dense una vuelta.
ro.
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