sábado, 25 de febrero de 2012

Contraargumento ontológico de un kantiano heterodoxo

[Escrito realizado por Genaro Tolosa Vizcarra]


A ver, San Anselmo de Canterbury, tú nos dices implícitamente esto en tu argumento ontológico:

1.- Dios es ese ser del cual nada más perfecto puede ser pensado, independientemente de que comprendamos el concepto de Dios o no.

2.- Nosotros, los no creyentes de los dioses de las religiones, deberíamos aceptar que sí, según tú, pues no podemos negar que está en el entendimiento de todos, aunque no lo comprendamos, aunque no lo queramos aceptar en la realidad, por lo tanto al menos tenemos que admitir que sólo se cumple esto para el entendimiento, es, pues, un pensamiento verdadero sólo para el entendimiento.

3.- Pero, si en la realidad nos atreviéramos a decir que hay algo más perfecto que puede ser pensado en vez de Dios (Universo, Naturaleza, por ejemplo), entonces estaríamos pensando, en el entendimiento obviamente también, que Dios no es ese ser del cual nada más perfecto puede ser pensado.

4.- Habíamos aceptado, supones tú, como verdadero el concepto de Dios sólo para el entendimiento, pero mediante la última reflexión estaríamos contradiciendo esta dizque verdad, ésta última reflexión sería falsa entonces, ya que supusimos gracias también a nuestro entendimiento que había algo pensable más perfecto en la realidad en vez de Dios, por lo tanto, tanto en el entendimiento como en la realidad, Dios es una verdad.

5.- Y si de Dios se dice que es una verdad para el entendimiento y la realidad, entonces, dices tú, Dios debe existir.

A mí no me convencen, por completo, tus valiosísimas construcciones lógicas y retóricas, ni a Kant, pues están aisladas de la interacción con el mundo de los sentidos, veamos este contraargumento retomando tu andamiaje lógico:

1.- Dios es ese ser del cual nada más falso puede ser pensado, independientemente de que el concepto de Dios sea comprendido o no.

2.- Ustedes los teólogos (sean de la religión que sean), deberían aceptar que sí, pues no pueden negar que está en el entendimiento de todos un tanto de duda de si en realidad existe Dios, pues es lo más incomprobable que puede haber y bien se sabe que para ustedes y todos los demás es un concepto tan incomprensible como su falta de sentido común, además nuestra emotividad ciega e inevitable mortalidad nos motiva a tener fe en esa creencia sin prueba alguna de su existencia, por lo tanto, tienen que admitir al menos que esto sólo se cumple para el entendimiento. Es, por ende, un pensamiento verdadero sólo para el entendimiento lo que hemos dicho.

3.- Pero, si nos atreviéramos junto a ustedes a decir que hay algo pensable y abrumadoramente más falso que su Dios en la realidad, por ejemplo, los dioses y universos concebidos por las mitologías y religiones con las que no concuerdan, así como los dioses concebidos por los filósofos y los universos concebidos históricamente por la ciencia, entonces estaríamos pensando, otra vez gracias al entendimiento, que Dios no es ese ser del cual nada más falso puede ser pensado.

4.- ¡Acuérdense muy bien!, aceptamos como verdadero lo que habíamos mencionado sobre Dios, aunque sólo en el entendimiento, pero resalta inmediatamente por el anterior punto que estaríamos contradiciendo lo que se había aceptado, sería falso entonces lo que concluimos en el anterior punto, pues hicimos la suposición, de nuevo mediante el entendimiento, que había algo pensable muchísimo más falso en la realidad que su Dios, por lo tanto, tanto en el entendimiento como en la realidad, lo que hemos dicho sobre Dios es verdad.

5.- Y si lo que hemos dicho sobre Dios es verdad para el entendimiento como para la realidad, entonces Dios es lo más falso que puede haber, y siendo la falsedad más absoluta que puede haber, entonces no existe.

¿Quién tiene la razón, tú, “San Anselmo de Canterbury”, o yo, “Don Genaro de Hermosillo”[1]? Yo digo que ambos tenemos y no tenemos algo de razón. La tenemos, porque a partir de que consideramos la primera premisa verdadera mediante nuestro mismo andamiaje lógico, no se le puede considerar falsa con el mismo tipo de consideraciones lógicas. No la tenemos, porque no podemos concebir que algo lógicamente verdadero sea también algo realmente verdadero, para ello tenemos que recurrir a confrontar nuestras especulaciones teóricas con los datos que nos brinden los sentidos. Para afirmar que Dios existe o no, juzgo yo que habríamos que explicar muy bien lo que entendemos por Dios y luego procesar lo que percibimos gracias a nuestra sensibilidad para ver si se refuta o no lo que concebimos por Dios. Para mí, decir y supuestamente probar por vías racionales si Dios existe o no es lo de menos, lo más importante es primero qué queremos decir cuando decimos “Dios”.

¡San Anselmo de Canterbury y secuaces de él, sean de ayer, hoy o siempre! Démosle el lugar que se merecen tanto la razón como los sentidos. Seamos humildes y sigamos ciertos consejos del admirable Kant: los sentidos no tienen razón sin la razón y la razón no tiene sentido sin los sentidos.

[1] El apodo no es por afanes de grandeza, ¡Dios me libre de la inservible soberbia!, es que había que ponerse al tú por tú no con Anselmo, sino con “San Anselmo de Canterbury”, entonces, como yo no soy ningún santo, ¡vaya que no!, y porque tengo mis buenos añitos y nací en Hermosillo, me apodé humorísticamente para este combate filosófico: “Don Genaro de Hermosillo”.

sábado, 18 de febrero de 2012

2° Encuentro de Estudiantes y Profesores de Filosofía (EFyL de la UAS)


"2° Encuentro de Estudiantes y Profesores de Filosofía"... Auditorio de Humanidades de la EFyL de la UAS... 22, 23, 24 de Febrero... a partir de las 17:00 hrs... Culiacán, Sin., Méx.

sábado, 11 de febrero de 2012

El hombre para Marx

[Escrito realizado por Lina Fabiola Murguía Robles]

INTRODUCCION

La filosofía marxista cuenta con la característica, muy por encima de muchas otras, que a pesar de no ser la más joven, logra ser una de las más populares  en la sociedad común que no se dedica precisamente a hacer filosofía, y claro está, también en el ámbito que se dedica a hacerla. Así que tenemos una especie de interpretación de diferentes autores y también tenemos un conocimiento vulgar y un tanto ajeno a Marx y perteneciente al pueblo de lo que esta filosofía es, y qué papel juegan en ella, en este caso, el concepto de hombre. Ya que el motivo de este ensayo es echar un vistazo al estudio del hombre desde una perspectiva de la filosofía marxista.

EL HOMBRE PARA MARX

Al escuchar, “Carlos Marx”  lo primero que se nos vendría a la mente serían  las palabras: economía, trabajo, burguesía, proletariado, lucha de clases, materialismo etc. Pero la intención de este breve ensayo es mantener como principal preocupación el hombre y su importante papel en la filosofía de Carlos Marx.

Marx contempla al hombre como un ser natural, que tiene una condición material, cuando Carlos Marx utiliza la palabra materialismo con referencia al hombre, basto número de vulgares interpretaciones aluden a la visión materialista de Marx como la necesidad del hombre por tener y consumir esto en virtud de una lucha natural en pro de su propia conservación. Aunque parezca mucho más simplista el materialismo para Marx, en el hombre consiste en algo mucho más básico, es decir, el planteamiento de que el hombre es un ser de la naturaleza, un ser orgánico, me atrevo a decir, un ser biológico, un ser en movimiento, propio de un mundo  que igualmente se encuentra en un constante movimiento, un mundo y un hombre que evolucionan o que simplemente son potencialmente evolutivos, por lo tanto Marx al respecto considera que dicha evolución en los hombres tanto como en el mundo y las sociedades, depende de la eliminación de aquello que no sirve, aquello que se ha vuelto un lastre o aquello que  se vuelve un motivo de involución y no de evolución del hombre.

En su concepción del hombre Carlos Marx acepta el trabajo como un medio de realización del hombre, es decir, un medio de expresión de este, un espacio donde el hombre es creativo, evolutivo, en el cual crea cosas que le facilitan tareas  y hacen más cómoda su vida y la de su comunidad, es decir, esta manera de ver el trabajo es un ejercicio de la libertad del hombre. Sin embargo este era el ideal de Marx del trabajo contrastante con la vida del trabajador  de la era industrial, cuyo trabajo estaba delineado de tal manera que el hombre no necesitara pensar, desear, querer u opinar respecto a su  desempeño en un trabajo particularizado, autómata, que además de absorberle largos periodos de tiempo en emplearlo, abría cada vez una brecha más  amplia entre el hombre y su naturaleza.  Estos temas son ampliamente abordados en los manuscritos de Marx en los que expresa  la disminución  progresiva  de la sobriedad del hombre y su creciente miseria respecto a las mercancías que produce, sin olvidar que su trabajo es para el capitalista e incluso para el trabajador mismo que deja en cada producto trozos de su vida. De lo que un día fue un manojo de sueños, ideas, emociones, instintos. ¿Por qué esta antropología filosófica de Marx y su manera de poner al desnudo parte de la historia del mundo del hombre se lleva a cabo desde el punto de vista económico, que en nuestra época consideraríamos a un abismo de distancia?  Por qué a diferencia de las filosofías anteriores Marx intentó responder una pregunta diferente, a saber: ¿Por qué unos tienen tanto y otros tan poco? Evidentemente su pregunta incluso formulada hoy en día, a primera impresión parecería tener una fácil, especifica y obvia respuesta, pero al intentar dar respuesta nos resultaría más difícil hacerlo. Ya que en el caso del humanidad,  las acciones y reacciones del hombre, la naturaleza y el origen de éste, cualquier respuesta inmutable, sería un atrevimiento, y por lo tanto iría en contra de la naturaleza del hombre en constante movimiento que Schopenhauer consideraría indefinible.
 
En lo personal creo que Marx al encontrar  un  obstruido  camino a la respuesta desde la filosofía, opto por recurrir a el análisis de la economía y  la sociedad para encontrarla, ya que como para él los sentimientos del hombre no son los que hacen la sociedad, ni a la economía, si no que la sociedad y la economía  crean los sentimiento de los hombres, estos se volvieron las preocupaciones de Carlos Marx en su antropología filosófica.

Marx encontró una brecha al estudio del hombre y la sociedad , que le trajo a la filosofía nuevos bríos, con una grafía diferente del hombre, este filósofo, economista , nos muestra un hombre natural , independiente, miembro de una sociedad, en movimiento  y libre, este hombre que Marx plantea a partir de lo que llaman su materialismo histórico plantea un hombre muy parecido al que llamaría Heidegger “ser en el tiempo”  o a un hombre que se hace con lo que hicieron de él, planteado por el existencialista francés Jean Paul Sartre.

La propuesta de Marx es un retorno a la vida a aquellos hombres cuya vida tiene precio por horas, que ya no son más de sí mismos, que de su patrón. Marx propone una lucha en contra del materialismo burgués mecanicista, para regresar al hombre a ese ambiente de libertad, donde se le regrese la oportunidad de pensar, arrancada por la automatización a la que se había estado sometido, que se le dé la oportunidad de pararse sobre sus propios pies.

Que la producción y su organización social  le permitan un retorno rumbo a sí mismo y hacia su naturaleza. Rumbo a sus posibilidades a la  toma de control sobre su vida.

BIBLIOGRAFIA:

- El capital I, Carlos Marx, fondo de cultura económica, 1979.
- Fundamentos de filosofía Marxista, F.V Konstantinov, Grijalbo, 1989.        
- Marx y su concepto del hombre, Erick Fromm, fondo de cultura económica, 1981.