miércoles, 17 de octubre de 2012

Una filosofía de la historia fundada para la toma del poder y la transformación social

[Escrito realizado por Genaro Tolosa Vizcarra]

(Síntesis no muy sintetizadas y comentarios míos de dos capítulos del “Manifiesto comunista”)

Antes que nada, un preámbulo. Las Guerras Napoleónicas, por su ímpetu ideológico, y la Revolución Industrial, por su ímpetu económico, habían establecido las condiciones para que “un fantasma recorriera Europa”: un fantasma que amenazaba el progreso del nuevo orden social que se instauraba en la región, un orden oligárquico que aniquilaba los viejos gremios feudales, un orden que concentraba cada vez en menos manos cuantiosos medios de producción, productores de descomunales y concentradísimas riquezas. Ese orden es el que ahora denominamos capitalismo. Y ese fantasma era el inicio histórico del masivo movimiento obrero.

Mediante Carlos Marx y Federico Engels se plasma ideológicamente el valor que venía adquiriendo ese movimiento: un valor político sin precedentes, capaz de apoyar el arribo al poder a quien satisficiera tales demandas populares (y bastante legítimas, ¡ni que dudarlo!), fuera por la vía institucional o insurreccional. Marx y Engels no solo le daban aliento al movimiento obrero para luchar por esas mejoras, sino también la misión de construir el mejor mundo desde que la civilización surgió, misión que hasta ahora el proletariado (asalariados industriales) no puede o no quiere lograr, por cierto, clase que habríamos que cuestionar si es mayoría o no actualmente, aunque parece ser que la mayoría de los habitantes del mundo son trabajadores asalariados, con ingresos e intereses muy dispares que difícilmente los pueden unir en sentido revolucionario hoy. O tal vez estamos en el mejor de los órdenes sociales posibles por el momento (eso sí, con muchísimos y desastrosos defectos): ¡quién sabe!

- Burgueses y proletarios:

“La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases” (Marx y Engels). Esclavos versus amos en la era antigua y siervos versus señores feudales en la era medieval, principalmente en ambos casos. ¿Y en el siglo XIX que es lo que pasa?: proletariado versus burguesía. ¿Cómo han surgido nuevas clases? ¿Cómo han perecido las anteriores? ¿Cómo surgen nuevas luchas de clases? Por los cambios económicos, por la manera en cómo los hombres van cambiando su modo de relacionarse materialmente entre sí. ¿Cómo surge la burguesía del siglo XIX? El dominio descomunal y el saqueo de las riquezas en América por los mercaderes europeos, así como también el intercambio comercial con India y China permitieron el surgimiento del poderío de esta nueva clase social. De la heredada producción gremial se pasó a los talleres manufactureros y de estos se pasó al símbolo de la nueva era: la industria maquinizada que en un principio tuvo como fuente principal de energía el vapor de agua para pasar luego a la energía eléctrica y de combustibles fósiles.

Los burgueses eran jefes de millones de obreros en toda Europa, auténticos ejércitos industriales, como bien dicen Marx y Engels. Después de “la gran industria y del mercado mundial” (Marx y Engels) la burguesía por fin se hace del poder político en varias partes del orbe, logra instaurar lo que ahora conocemos como Estados Nación, pues en tiempos medievales y previos a la era industrial ellos, los comerciantes, no eran a quienes la ley fundamentalmente favorecía. “El poder estatal moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa”, afirman rebeldemente los redactores del manifiesto.

La burguesía es una clase revolucionaria porque ha destruido todo tipo de relaciones sociales para crear unas más simples: todos tienen un valor de uso y todos tienen un valor de cambio. La libertad que tanto proclama la burguesía es la libertad de circular sus mercancías por donde le plazca. Ha sustituido la explotación en gran medida ideologizada de otros ayeres por la explotación cínica y exclusivamente económica. ¡Honor a quién honor merece!, “ha creado maravillas muy distintas a las pirámides de Egipto, a los acueductos romanos y a las catedrales góticas” (Marx y Engels). ¡Y lo que les faltó ver a Don Carlos y  a Don Federico!: las aeronaves, las computadoras, los satélites artificiales, el Canal de Panamá, la Presa Hoover, el Eurotúnel, etc., etc., etc.

La esencia, al parecer, de la burguesía es transformar radicalmente los instrumentos y las relaciones de producción, con lo que cambia a su vez todo relacionamiento social. De esta manera, esta clase social cambia el mundo entero, la industria ya no es de carácter nacional por los impulsos de la misma, sino de carácter mundial: inaugura una nueva era, la era de la uniformidad del consumo y producción mundiales: ha creado una cultura global. ¿Qué nación puede resistirse a los bajos precios de sus mercancías? O lo hacen por las buenas o por las malas; comercio en términos desiguales o guerra en esos mismos términos. Así como la ciudad ha sometido al campo a su desarrollo inequitativo, así también las naciones industriales lo hacen con las naciones agrarias, todo esto por la avidez de ganancias de esta clase que ha transformado el mundo. Característica fundamental del dominio burgués es no solo la centralización de la riqueza, sino también de la política: “una sola nación, bajo un solo gobierno, una sola ley, un solo interés nacional de clase y una solo línea aduanera” (Marx y Engels).

Esta clase social ha liberado fuerzas productivas insospechadas, ¿cuándo los hombres pudieron imaginar su oculta y enorme capacidad para transformar útil y tan radicalmente su entorno? Una era plagada de maravillas ha legado el empuje burgués del siglo XIX: máquinas para la producción industrial, química al servicio de la industria y agricultura, transporte masivo por medio de maquinas marítimas y terrestres, el revolucionario telégrafo en ese entonces (siendo el internet el último eslabón, hasta ahora, de esas revoluciones modernas de la información). Revolución técnica que se traducía en descontrolada revolución demográfica. Y he aquí la primera vez que se esboza una nueva teoría que pretende explicar ese fenómeno tan caótico a primera vista, la historia, una teoría enfocada no en los cambios en las maneras de pensar de los hombres, sino principalmente en sus maneras económicas de vivir (el tan citado materialismo histórico):

“Hemos visto, pues, que los medios de producción y de comunicación, sobre cuya base se ha formado la burguesía, fueron creados en la sociedad feudal. Al alcanzar un cierto grado de desarrollo estos medios de producción y de comunicación, las condiciones en que la sociedad feudal producía y cambiaba, la organización feudal de la agricultura y de la industria manufacturera, en una palabra, las relaciones feudales de propiedad, cesaron de corresponder a las fuerzas productivas ya desarrolladas. Frenaban la producción en lugar de impulsarla. Se transformaron en otras tantas trabas. Es preciso romper estas trabas, y las rompieron.” (Marx y Engels) (ir al documento completo)

sábado, 6 de octubre de 2012

La felicidad: como fin último del ser humano

[Escrito realizado por Francisco Valenzuela Fuentes]

Introducción

¿Cómo puede el hombre alcanzar la plena felicidad?

En este breve ensayo se indagará de cómo el hombre, puede alcanzar la felicidad. Una felicidad alejada de todo placer terrenal, como fuera de él. También se analizarán los factores importantes que influyen en la obtención de dicho bien, cómo son los valores morales, y la manera que estos influyen en el comportamiento de el ser humano, así como también lo hacen en el interactuar diario de este con los demás entes de razón.

El hombre por naturaleza tiene la capacidad de aprender, y de desarrollar su intelecto por medio de actos, independientemente si son buenos o malos. Pero para poder alcanzar la meta anhelada, tendrá que saber discernir ambos y dejar a un lado a los segundos. La felicidad, pues, solo podrá ser alcanzada por medio de actos justos, los cuales al momento de aplicarlos diariamente lo irán convirtiendo en un hombre virtuoso, y al convertirse este individuo en virtuoso, será porque habrá hecho un buen uso de la razón, convirtiéndose a la vez en sabio. La cual lo llevará hacia la contemplación, alcanzando esta habrá llegado al final de su propósito, el bien supremo, es decir, habrá obtenido la felicidad plena.


* * * * *

El motivo de este ensayo, tiene la finalidad de darnos una idea de cómo el ser humano puede alcanzar la plena felicidad en esta vida. Es por eso que se indaga aquí los factores favorables que le permitan alcanzar dicha felicidad, tomando en cuenta que en el trayecto hacia su meta, pueda encontrar también factores negativos que lo desvíen de tan anhelada búsqueda del bien supremo: la felicidad.

Uno de esos factores, sería llevar una vida con conducta inadecuada, referente a esto, el individuo se comporta incorrectamente en una sociedad, ya que el individuo se preocuparía por estar bien en este mundo, sin importarle cómo vive, olvidándose de sí mismo, y por supuesto qué le traería satisfacciones, estaría a gusto, contento y se podría llamar un hombre feliz, por las obras qué él llevara a cabo por satisfacer a los demás, olvidándose de su yo interno, estará tan metido en esos actos que no podrá darse cuenta qué tal vez las obras de los demás no dejan en el absolutamente nada nuevo, ya que cada obrar es muy distinto al otro.

Como lo dice Giovanni Reale: “El bien del hombre solo consistirá en la obra que es peculiar de él, es decir, en la obra que él y solo él sabe desarrollar, así como, en general, el bien de cada una de las cosas consiste en la obra que es peculiar de tal cosa. La obra del ojo es ver, la del oído es oír, etc.”...[1]

Pero afortunadamente, esta no es la felicidad que se persigue, y mucho menos es la idea que se trata de generar en este escrito. Tomemos en cuenta que el hombre en su debilidad o en su fortaleza, es capaz de aceptar, o en su defecto rechazar situaciones que no le permitan el bien vivir, por eso insiste, y no deja de luchar, haciendo cosas inimaginables para lograrlo, lo malo es que no todos lo logran y si lo llegaran a realizar, no se podría decir que son completamente felices, ya que por lo general siempre falta un pequeño esfuerzo, o un empujón, por así decirlo, para obtener la plena felicidad. Pero no por este pequeño tropiezo deja de luchar, es como decir, que dicha acción que al individuo le sale mal y no le permite continuar, la pule, la refuerza, hasta lograr su perfección.

El individuo al estar ya embarcado en la búsqueda de este bien supremo, como lo es la felicidad, debe principalmente obtener un comportamiento moral aceptable, y esto solamente se consigue con la práctica de las buenas acciones, las cuales le permitirán ser una buena persona y lo lleva a ser respetado ante los demás. Este individúo sabrá distinguir entre la idea del bien y la del mal, logrando así como ya se dijo, un comportamiento más adecuado, para sí mismo y sus semejantes. Podíamos decirlo en otras palabras, en que el individuo al realizar actos moralmente buenos, lo llevarán a realizar una vida plena y satisfecha, y lo conducirán por el camino a alcanzar el bien supremo, la felicidad.

Como lo dijo Aristóteles: “(…) Con todo, en la medida en que tal hombre vive en cuanto hombre y convive con los demás, ha de optar también por practicar los actos correspondientes a la virtud moral, y consecuentemente tendrá necesidad de aquellos bienes para vivir según su condición de hombre”…[2]

Y realmente es cierto, porque analizándolo bien, cada cosa que el hombre hace produce un efecto en el mundo exterior al igual que en las demás personas, en su pareja, hijos, familia, y dichos efectos lo ayudarán, o lo perjudicarán en las metas que se haya propuesto, porque al final de cuentas, la felicidad es el fin que todo ser humano tiene en común, y se esfuerza para lograr dicho fin, tomando en cuenta, que esta, como ya se dijo, va ligada a principios éticos y morales.

Pues bien, todo ser humano tiene como fin último alcanzar su felicidad. Esta, es considerada como el bien perfecto, la cual es dignamente elogiada por el hombre. Y para que este pueda comprender este bien supremo, primero tendrá que llegar a entender y analizar, en qué consiste el bien para cada uno, pero, intentar iniciar esta búsqueda, probablemente se le convertirá en una misión casi imposible, ya que en primer lugar tendría que preguntarle a cada ser humano sobre la faz de la tierra cómo es que ellos alcanzan la felicidad. Y en segundo, sería algo ilógico hacer este tipo de cuestionamiento, debido a que cada individuo tiene una forma de vivir la vida muy distinta a los demás, es decir, que cada quien tiene una manera distinta de percibir la felicidad... (ir al documento completo)

[1] Reale, Giovanni, Introducción a Aristóteles, Herder, Barcelona, 1985, P.100. 
[2] Aristóteles, Ética Nicomaquea, Porrúa, México, 2004, P.190.