[Escrito realizado por Alejandro Cevallos Martínez]
El primer título que puse para mi ensayo presente fue el de La estructura y su aplicación, sin embargo, los coordinadores del presente encuentro me ayudaron a darle una apropiación más contundente en cuanto a qué estructura y aplicación de. Fue entonces que quedó La estructura y su aplicación de la verdad. Después de repasar una y otra vez mi ensayo, como debe de ser, me di cuenta que lo que presentaba no acordaba a un “de” sino a un “en”, puesto no considero la verdad como algo objetivo sino como algo eminentemente subjetivo, por lo tanto no es “de” sino “en”.
De cierta manera había pensado en tomar algunos de mis escritos anteriores, mejorarlo, y presentarlo ante ustedes. Pero qué mejor si me olvido de mis escritos anteriores y hablo sobre hoy, de mí presente escrito, porque he reconocido que lo que escribí ayer no se asemeja a como pienso en el presente. Eso es seguro en mí.
Alguna vez leí en una película que es bueno tener un escrito con una cita puesto la cita dice que alguien más ya lo dijo mejor, así que si no les puedes ganar, plagia y lúcete. Existe una cita a la cual me tomé la libertad de agregarle y quitarle unas cosas pero que en esencia, se puede decir, es lo mismo. Escogí una buena que creo sirve para explicar el por qué no tomé un escrito anterior y lo presenté.
Sencillo es decir que quiero y busco aquello que cambia. Porque me doy cuenta de que aquello que apenas ayer me hacía sentir confiado y seguro de que mis actos, pensamientos y afectos correspondían al ámbito del bien y a la búsqueda de la felicidad pero ahora me doy cuenta que de hecho esos actos, pensamientos y afectos siguen, de hecho, en el ayer. Hoy, como ayer y mañana, estoy en el pos de los mismos fines y de las mismas metas: vivir. Porque hoy, tras la confusión, sólo sé que permanece el anhelo y no los deseos, porque lo que deseo hoy no será lo que desee mañana. Hoy perdura el revelar y esconder, el confundir y el confiar, el transitar y permanecer. [Priani Saisó]
El entendimiento es asunto privilegiado para aquellos que lo razonan y llega a ser virtud cuando finalmente se practica. Hoy yo entiendo que permanece en mí el anhelo y no el deseo porque estoy empezando a comprender que no se formaliza un deseo en permanente. Es lo malo de los deseos que vienen, como los de ayer, y se van, nunca más regresan y por lo tanto vivo resignado, y nótese que digo resignado a que hay siempre nuevas cosas por las cuales anhelar o reiterando lo dicho anterior: resignado a que hay siempre nuevos deseos por el anhelo. Admito que me convence el deseo más que el anhelo porque el deseo está siempre puesto bajo máximas individuales que tienden a su fin, en cambio, el convenir con el anhelo implica que el individuo se sujete a un reduccionismo debido, por así decirlo, al mal de sus deseos. Lo triste aquí es que una voz virtual reclama quién es malo por sus deseos y esto lo debe hacer, a mi opinión, sólo una persona. Uno mismo.
Es un equilibrio, se podría decir. Porque deseo tanto un momento en mi vida que sé nunca más va a regresar. En cambio tengo el anhelo, el que permanece ante el transitar del deseo. Ese anhelar es lo único que tengo hoy. Admitía anteriormente que me convencen los deseos más que el anhelo pero esto es porque cuando me entrego a mis deseos lo hago en mi perfección posible. La experiencia me ha demostrado que al entregarme a mis deseos, estos posteriormente llegan a su culmen en dos connotaciones. En una connotación moral y en otra connotación física. La moral es una cuestión estructural práctica que el entendimiento no logra definir por sí misma por lo que hace que el entendimiento necesite de la razón, donde se originan dichos conceptos sin experiencia. Es una connotación regulativa siempre bajo los efectos de los conceptos más una connotación determinativa, física, siempre bajo los efectos del individuo a merced de la aplicación. A decir verdad, la moral es lo que más me ha interesado en la historia del pensamiento filosófico. Todos han hablado de una moral. Unos lo contextualizan como si la moral fuese vivir en la verdad, en el bien; otros simplemente lo consideran como una interpretación consciente del hombre.
Hoy me he olvidado de un Dios con adjetivos humanos y he derrochado con el entendimiento la naturaleza exacta de su Ser, sólo en la práctica se revela un camino eminentemente individual hacia un camino en el Bien. No me permito imaginar porque aun no estoy instruido para hacerlo correctamente y a veces caigo en el antropomorfismo sobre la Deidad, cosa que perdura hasta nuestras fechas. Reconozco aún que la naturaleza de Dios no es posible de entenderse y se sigue vigente hasta el día de hoy contra la ciencia física. A la mayoría no les llama la atención este dilema. A mí, si.
Para mí, Immanuel Kant se convirtió en un ídolo y nótese que en un ideal, después de haberle leído en sus famosas críticas de la razón pura y práctica. Porque - a mi parecer él - da la llave a la puerta de que sólo con la práctica algunas cosas de la razón se pueden resolver para justificar finalmente una Deidad. Tema concerniente de criticar le toca a mi profesor y mentor, en cierta parte, Santiago Zamora.
En la razón práctica se maneja un imperativo categórico que marca el inicio de una moral racional, a cierto parecer. A sumar aún, Kant me demostró que el viajar (Descartes pensaba el contrario en tanto que él dice que viajó para llenarse de conocimiento), no es necesario para conocer la realidad ni mucho menos para estudiarla. A final de todo tengo la idea de que Kant, al igual que Copérnico, cambiaron el paradigma sobre el entendimiento de conocimiento. Uno lo mostró físicamente, él otro racionalmente. Y dice, a mi parecer, mucho más Kant al hacer y proponer una síntesis de justificación en la que la razón se priva de ciertas nociones que sólo en la práctica pueden ser estudiadas tal igual que la moral. Poder sintetizar, mostrar y justificar un imperativo categórico que trabaje hacia todo ente posible se me hace un trabajo mucho más excelso que el mostrar si estamos girando hacia la derecha o hacia la izquierda, por así decirlo, claro sin embargo es un trabajo admirable el alcanzado por cualquier ser humano que busque el conocimiento, ahí espera el entendimiento a ser rescatado. Simplemente que a mí me gusta más la filosofía que la física y esto no descarta que desagrade a la física como si fuese lo contrario a lo que quiero sino que a mí parecer la filosofía es la práctica de todo ente humano sin que la dirección del eje en movimiento afecte sus pensamientos. Reitero que admiro el trabajo del conocimiento físico...
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