Conmigo
está el consejo y el ser;
yo
soy la inteligencia; mía es la fortaleza.
Proverbios,
8,14.
Con
él estaba yo ordenándolo todo;
y
fui su delicia todos los días,
teniendo
solaz delante de él en todo tiempo.
Proverbios,
8,30.
Mas
el que peca contra mí defrauda su alma;
todos
los que me aborrecen aman la muerte.
Proverbios,
8,36.
I
Lleno
de mí, sitiado en mi epidermis
por
un dios inasible que me ahoga,
mentido
acaso
por
su radiante atmósfera de luces
que
oculta mi conciencia derramada,
mis
alas rotas en esquirlas de aire,
mi
torpe andar a tientas por el lodo;
lleno
de mí -ahíto- me descubro
en
la imagen atónita del agua,
que
tan sólo es un tumbo inmarcesible,
un
desplome de ángeles caídos
a
la delicia intacta de su peso,
que
nada tiene
sino
la cara en blanco
hundida
a medias, ya, como una risa agónica,
en
las tenues holandas de la nube
y
en los funestos cánticos del mar
-más
resabio de sal o albor de cúmulo
que
sola prisa de acosada espuma.
No
obstante -oh paradoja- constreñida
por
el rigor del vaso que la aclara,