"La Lanzada" de Pieter Paul Rubens |
¡Qué bellas y profundas frases! Mientras tanto, muchos en estas fechas deciden verlo clavado en la cruz y conmemorar su resurrección. Eso es clavarnos a ya superadas formas de conquistar los terrenos infinitos de nuestra subjetividad (pensando a lo Hegel), es clavarnos al pasado, bueno, los que en verdad necesitamos más satisfactorias formas de vivir lo sagrado, por lo menos. En cambio, leerlo en los Evangelios para mí es estar ante sentimientos y saberes imperecederos, es confirmar su inmortalidad, pero aquí como fuerza psíquica presente y no en un más allá.
"Si Dios murió en la cruz, evento incomprensible, ¿por qué no algo igual de incomprensible, por qué no he de vivir tras la muerte?": eso no me es satisfactorio. "Jesús el Sócrates judío que colaboró a moldear la personalidad del hombre occidental": eso me insatisface, pero al menos es una idea mía, una que está para mí, para mi vida. Tanta gente que está para que ciertas ideas no suyas existan y tan poca para que ideas sí suyas estén al servicio de sus existencias. Tantas creencias, rituales, instituciones, etc., que viven de nuestra vida, que nos la viven.
¿El cristianismo para el hombre o al revés? ¡Qué irónico!, pues "Jesús añadió: El día de reposo se hizo para el hombre, y no el hombre para el día de reposo. Por esto, el Hijo del hombre tiene autoridad también sobre el día de reposo" (Marcos 2.27-28). Las ideas han de estar para los hombres de carne y hueso, y no éstos para las ideas. Por esto, los hijos de la Humanidad tienen autoridad también sobre las ideas. ¿No lo creen?