[Escrito realizado por Miriam Magdalid Ortega González]
Resumen:
Este tema me interesó por esa necesidad tan latente de conocernos a nosotros mismos pero con un sentido genuino, y no como lo hacen erróneamente muchos individuos que terminan con un ego muy elevado creyendo que la tierra no los merece. Sin olvidar por supuesto que la sociedad actual invita mucho a creerse un ser muy “especial” más de lo debido que termina por idolatrarse a sí mismo.
Esa forma de ser “uno mismo”, demuestra que se ha perdido el sentido de la auténtica alegría, a la vez que, si bien existe en forma innata el deseo de la felicidad, se la busca allí donde nunca se la va a encontrar y mientras tanto la frivolidad y la superficialidad ya no logran ser eficaces como refugio contra la angustia, la tristeza, la depresión y el hastío que experimenta ante un mundo que no satisface. Entonces, según se cree, una buena estimación de sí mismo vendría a resolver muchas dificultades y problemas; y eso tanto en jóvenes como en adultos.
Palabras clave: Narcisismo, Modernidad, Humanidad, Individualidad.
El individuo narcisista
Hablar de la humanidad es centrarse en aspectos paradójicos y muy complejos, pues el hombre siempre se encuentra en un constante cambio, en esta etapa de la modernidad en la que nos encontramos surgen varios problemas por resolver, y uno de ellos es el individualismo al que se somete el individuo, dando a relucir un fenómeno conocido como narcisismo, que es muy común y que muchas veces el individuo no está consciente de padecerlo y por lo tanto no hace nada al respecto pues considera que su manera de actuar o conducirse es correcta; este tema me intereso por esa necesidad tan latente de conocernos a nosotros mismos pero con un sentido genuino, y no como lo hacen erróneamente muchos individuos que terminan con un ego muy elevado creyendo que la tierra no los merece. Sin olvidar por supuesto que la sociedad actual invita mucho a creerse un ser muy “especial” más de lo debido que termina por idolatrarse a sí mismo.
Los nuevos valores tienden a la libre expansión de la personalidad, el placer, la importancia de los anhelos individuales han promovido y encarnado masivamente un valor fundamental, el de la actuación personal, el respeto a la particularidad subjetiva. Por supuesto que el derecho a ser íntegramente uno mismo, a disfrutar al máximo de la vida, es inseparable de una sociedad que ha establecido al individuo libre como valor fundamental, y no es más que la exposición última de la tendencia individualista; pero es la transformación de los estilos de vida, unida a la revolución del consumo, lo que ha permitido ese desarrollo de los derechos y deseos del individuo.
Vivir libremente sin limitaciones. Esta libertad en la forma de ser, vivir, expresarse, etc., se manifiesta también externamente, principalmente en los jóvenes, sus modas y signos de identidad.
En nuestra cultura, el individualismo saturado de hedonismo ha hallado legitimidad y se desarrolla sin dificultad alguna; la autonomía privada es algo que no se discute. Para ello se aviva la ambición, se enseña a competir y lograr el éxito personal y el brillo social, lo cual se hace visible muchas veces en el deseo de ser aceptado por la gente más popular. Se quiere la realización personal inmediata, el estar siempre joven, buscar la calidad de vida, vivir el momento, sin necesidad de pensar en el futuro.
Los deseos individualistas encuentran eco en el concepto de narcisismo. De ese modo, tras la apariencia narcisista de realización, éxito, fama, prestigio, poder, etc., se van formando y se esconden individuos cada vez más atentos a sí mismos, débiles, con miedos, inseguros y sin convicción, que por supuesto constituyen a una sociedad y Estado también moralmente muy débiles.
“Indiferencia: al no existir confianza en la razón se pierde la esperanza en un consenso social; cada uno, entonces, se queda con su opinión, viviendo y dejando vivir; con frecuencia ni siquiera es posible la tolerancia. El “no te metas” se vuelve norma de acción, motivado por el desencanto generalizado, la frustración ante las promesas incumplidas (justicia, libertad, felicidad) de la modernidad, la ruptura y la dispersión”. (GONZALEZ,2009:84)...
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